El ser parte de una familia es una gran bendición. Tu familia te puede proporcionar compañía y felicidad, ayudarte a aprender principios correctos en un ambiente de cariño y prepararte para tener una vida de éxito.
Las familias fuertes requieren esfuerzo. Tú puedes contribuir para alcanzar esta meta. Sé alegre, servicial y considerado(a) con los miembros de tu familia. Muchos de los problemas que surgen en el hogar ocurren cuando los miembros de la familia hablan y actúan de manera egoísta o descortés.
Procura ser un pacificador(a) en lugar de fastidiar, pelear y discutir. Demuestra amor por los miembros de tu familia por medio de palabras y acciones. Tu buen ejemplo puede marcar la diferencia en el fortalecimiento de tu familia.
Honra a tus padres, demostrándoles amor y respeto. Sigue su consejo y ten la confianza para hablar con ellos sobre lo que ocurre en tu vida. Fortalece las relaciones que tienes con tus hermanos y hermanas y verás que pueden llegar a ser tus mejores amigos.
Ten la disposición de ayudar con las tareas del hogar. Participa en las actividades familiares sanas y cultiva o inicia tradiciones familiares. Sé paciente y diligente mientras tratas de hacer eso posible.
Lo que hagas dentro de tu familia te preparará para ser esposo o esposa y padre o madre algún día. Ponte la meta de formar tu futura familia dentro de los vínculos del matrimonio.
Pregunta: “¿Estoy ayudando para hacer de mi hogar un lugar feliz y seguro?”