Todas las personas, sin excepción, son hijos e hijas de Dios. El saber que tú eres un hijo o una hija de un amoroso Padre Celestial, puede darte la seguridad de que Él está interesado en ti y quiere lo mejor para tu vida.
La vida está llena, tanto de oportunidades como de desafíos. Si vives en armonía con Dios y procuras Su guía, Él te ayudará en aquellas situaciones difíciles que no sepas cómo resolver por ti mismo(a).
Una manera de comenzar es cultivar el hábito de la oración. Hablar a menudo con tu Padre Celestial te ayudará a sentir que te escucha. Con el tiempo, aprenderás a escucharlo por medio de los sentimientos de tu corazón.
También puedes acercarte a Dios mediante el estudio de las Escrituras. Eso te ayudará a comprender la voluntad de Dios y a saber cómo puede Él guiar tu vida. Estudia las Escrituras con regularidad y esfuérzate en aplicar sus enseñanzas.
Independientemente de tus creencias religiosas, comparte tu fe con otras personas para que puedan fortalecerse y ayudarse unos a otros. El ser parte de una comunidad fuerte y religiosa puede darte la fortaleza espiritual necesaria para afrontar los desafíos de la vida.
A medida que vivas en armonía con la voluntad de nuestro Padre Celestial, tendrás una vida llena de experiencias positivas. Tomarás las decisiones correctas, sentirás paz en tu interior y serás feliz al saber que Dios siempre está contigo para protegerte y guiarte.
Pregunta: “¿Mi manera de vivir me acerca más a mi Padre Celestial cada día?”