Tú eres responsable de cuidar de tu salud física y mental. Aléjate del alcohol, el tabaco y las drogas. Así tendrás el control de tu vida y mantendrás una mente y un cuerpo sanos.
Nunca permitas que nadie te engañe haciéndote pensar que consumir esas sustancias te hará más feliz, más popular o más atractivo(a) o que “solamente una vez no te hará daño”. Son adictivas y dañan tu cuerpo y tu mente. El alcohol debilita tus sentidos y tu autodominio y te puede llevar al alcoholismo, el cual destruye a las personas y a las familias.
Las adicciones dañan tu bienestar, deterioran las relaciones con la familia y los amigos, disminuyen tus sentimientos de autoestima y limitan tu capacidad para tomar decisiones por ti mismo(a).
Si estás tomando ahora mismo alguna de esas sustancias o estás luchando con cualquier tipo de adicción, todavía hay tiempo de conservar tu cuerpo y tu mente sanos. Si lo necesitas, busca ayuda profesional.
Trata de comer saludablemente, hacer ejercicio con regularidad y descansar el tiempo suficiente. Sé moderado(a) y equilibrado(a) en todos los aspectos de tu salud física. Evita las dietas extremas que pudieran llevarte a tener deficiencias en la alimentación.
Tu salud emocional también es importante y puede afectar a tu bienestar físico. La decepción y la tristeza ocasional son parte de la vida. Si tienes sentimientos prolongados de tristeza, desesperación, ansiedad o depresión, habla con tus padres o con otro adulto en quien confíes y encuentra la ayuda que necesitas.
En todos los aspectos de tu vida, busca siempre soluciones saludables a los problemas.
Pregunta: “¿Qué estoy haciendo para cuidar mi salud física y emocional?”